Tomando en cuenta la definición de Fernando Zepeda
Herrera que otorgó a la psicología organizacional como “la rama de la
psicología que se dedica al estudio de los fenómenos psicológicos individuales
al interior de las organizaciones, y a través de las formas en que los procesos
organizacionales ejercen su impacto en las personas” y la frase que la empresa
Bimbo tiene como lema de que el hombre no es para la empresa, sino que la
empresa es para el hombre (que considero un buen punto de inspiración a tomar
en cuenta, que podría explicar su éxito) se puede afirmar que una organización
como tal, requiere de una unidad integrada para su correcta función y que
además dichos elementos que componen a la empresa deben tener satisfechas sus
necesidades laborales para tener un correcto funcionamiento. Es decir, que el
bienestar de una empresa tiene una relación directa con el bienestar de todos
los individuos que la componen.
Con ello no me refiero únicamente al bienestar físico
de los empleados, ni a la seguridad de que el jefe tenga un control muy marcado
en ellos; sino a un contexto mucho más amplio. Incluso si la empresa tiene unos
ingresos muy altos esta puede llegar a la quiebra en poco tiempo.
Enfocándonos en uno de los muchos elementos
importantes en el éxito de una organización, me voy a centrar en uno que en lo
particular me llama mucho la atención: en un buen líder.
Cuando se menciona a un líder, normalmente se nos
viene a la mente una persona que dirige a un grupo de personas hacia un fin o
bien común, que sería el ideal para todos ellos.
Sin embargo, se cree muy popularmente que en las
empresas no puede existir un líder como tal, pues todo se saldría de control y
nadie haría su trabajo, por lo que simplemente se le nombra como “jefe”.
A diferencia de un líder, al jefe se le describe como
una persona que impone sus órdenes, como la autoridad y, a veces, como alguien
abusivo que abusa de sus empleados y lo único que quiere es obtener ganancias
sin importar nada más.
Afortunadamente tal imagen que la gente describe en
las empresas como el jefe no siempre es así y si es una persona de valores que
no sólo busca el bienestar propio; sino que es alguien con ideales, un
emprendedor.
Pero ¿Por qué es tan importante que la persona a cargo
de la empresa sea considerado como un líder?
La respuesta es sencilla: se busca un líder por que
éste buscará siempre avanzar con su empresa conjunta, llegar hacia su meta o misión
con la ayuda de su grupo y de esa manera también ayudándolos con buenos empleos
y satisfacción en su trabajo que también representa un punto importante en una
buena organización.
Uno de los aspectos que el líder debe tomar en cuenta
aparte de los ya mencionados, es el de los cambios.
Hoy en día, una organización no puede darse el lujo de
seguir el mismo camino todo el tiempo aunque le haya funcionado durante muchos
años, pues el nivel de competencia ha ido en aumento y cada vez es mayor, dando
lugar y preferencia a las ideas innovadoras, llamativas o curiosas que le hagan
preferir el producto o servicio que la empresa ofrece.
Esto no significa que si por ejemplo, la empresa sea
una cadena de hamburguesas reconocida se decida a hacer en su lugar videojuegos
por que es lo que le llama la atención a los adolescentes hoy en día. Sino que
puede conservar su esencia y si vió que algo le funcionó pero la competencia le
está pisando los talones, asociarlo a algo que a la gente pueda llegar a
gustarle (instalar una renta de consolas de videojuegos en su establecimiento
por ejemplo). O bien, con un simple cambio como es el de la ubicación pueden
lograrse resultados favorables que beneficiarían a todos.
Pero siempre el encargado de la organización debe
informarle a sus empleados del rumbo que están tomando, para que decidan si se
arriesgan aunque la idea pueda parecer “muy loca” en primera instancia, o se
quedan apoyando lo que se decida.
Otro tema importante a mencionar es la calidad total, la
cual según Roberto Servitje “representa una nueva cultura, que opera con
información y lucha por una mejora contínua que se concentra en tradición,
experiencia e intuición”. Precisamente Don Roberto es un ejemplo digno a imitar
en cuanto a ser un buen líder se refiere. Ya que si se otorga un control de
calidad total da paso al buen funcionamiento de una organización, y, de esta
manera las personas no se quejarían, ni dejarían de hacer uso del servicio ofrecido
por dicha empresa aumentando su consumo.
Entonces ¿Qué sería necesario para el mantenimiento de
la calidad total en la organización?
La respuesta podría tener muchas varianzas, algunos dirían
que un buen desempeño laboral, otros que maquinarias o aparatos tecnológicos
útiles para la facilitación del trabajo, o bien, de la capacitación de los
empleados.
Y es precisamente la capacitación la que representa
una oportunidad más de superación, pues si se le otorga capacitación al
personal de la empresa, ellos tendrán la capacidad para tener buenos resultados
en el control de calidad total. Conllevando al progreso de todos los que están
involucrados en ella y esto es precisamente encaminado por la dirección del
líder.
Un buen líder capacita a sus empleados a través de
cursos, personas que se encarguen de actualizar las necesidades de los empleados
para cubrir el uso de alguna actividad relacionada con su trabajo en la empresa
o con programas que le brinden instrucciones sobre las nuevas implementaciones
para que de esta manera no estén desactualizados.
Por último, se debe tener en cuenta el sueldo que se
le otorgará a los empleados. Desafortunadamente, los empleos bien remunerados y
considerados como con salarios justos son muy escasos, dado que cada vez
aumentan más las necesidades tanto de los empleados como de los jefes.
Esta es precisamente un aspecto que es sumamente
criticado de los jefes, que el sueldo que ofrecen es muy reducido o no cubre la
labor que el empleado hace en la organización.
Y tomando en cuenta que el salario mínimo actual del
ciudadano mexicano es de 73.04 pesos, no se puede aspirar a mucho (según se
cree) en cualquier empleo. Sin embargo, un líder no debe abusar ni de su
generosidad ni de su egoísmo; el dinero que se le dé a los empleados debe tomar
en cuenta cuánto es lo que produce la empresa, cuánto está destinado a los
servicios como la luz o el agua, o bien al material que se use la producción de
la labor de la empresa, cuánto se descuenta por los impuestos, etc.
Es decir, que el empleado no debe exigir un sueldo
soñado pues no sólo sus intereses están involucrados. Y si el líder logra una
remuneración justa tomando en cuenta los aspectos mencionados, logrará una empresa
productiva, con clientes satisfechos y empleados que disfruten de su trabajo,
por lo tanto, provocará el ascenso y éxito de la organización en cuestión.
Dicho todo lo
anterior, se puede concluir que efectivamente el que un buen líder maneje una
empresa logra que ésta prospere y destaque.